La mujer espejo recorre la ciudad tras una careta que cree le ayuda a pasar inadvertida, pero se da cuenta que no está sola. Es seguida por la mujer capucha, quien la persigue y la acorrala por los rincones y laberintos de la ciudad.
Cuando finalmente la mujer espejo es alcanzada lo que recibe es una invitación y se da cuenta que a través de la materialización de sus dualidades es ella misma quien se hace esta invitación. Impulsada por su instinto, que tira hacia la naturaleza, viene a buscarse a sí misma para conocer lo que le depara el futuro.